Seleccionar página

Ángel endemoniado, luna en escorpio.
Esta es la tercera entrada en mi blog. También hablaré de mi. Quizás sea la última en este sentido. Quizás…
Mostrarme… todo un reto.
Ahora me escuecen los pezones, se abren y casi sangran… la hormona prolactina, la misma que impide que quede embarazada, no da tregua, y quiere llevarme al mundo de la melancolía, con su tristeza y sus mundos contraídos y deformados, no da tregua, Ángel endemoniado.
La leona que habita en mí, y que por momentos quiere devorar todo a su paso, no da tregua, quema. Ángel endemoniado.
Mi oscuridad, mi sombra, los inframundos de mi mente y mi mundo emocional. Donde habita el poder creativo y creador y se esconden las perlas más puras. Aunque bien escondidas por conchas duras y músculos rígidos a atravesar. Buceadora de mares turbios. Luna en escorpio.
Un ángel endemoniado amigo de esta humanidad polar y extrema. Se bien a que lobo quiero alimentar.
Y cuando atraviesas los velos de esta oscuridad profunda, con la practicada conciencia y la fortaleza de la experiencia, se abre una oscuridad hermosa, llena de luces brillantes, de sonidos que emergen del centro mismo de la tierra y del centro del cosmos. Luna en escorpio se abre a su máximo potencial, su mayor don:
“Una vez que el sistema aprende a desilusionar el anhelo de fusión, poniendo límites y explicitando el deseo, recién allí comienza a disolverse la absolutización afectiva propia del mecanismo. (…) A partir de ese momento, esta luna empieza a expresar sus mayores tesoros. En primer lugar una enorme capacidad para sostener intensidades emocionales. Lo que permite acompañar a los demás en situaciones difícilmente tolerables para el común de la gente. (…) Es evidente su aptitud para todo tipo de actividades curativas, y también para la investigación, puesto que existe en ellas una gran capacidad de profundización en los niveles más complejos y recónditos de la realidad. (…) Con esta luna serán muy buenos terapeutas, curadores y médicos, debido a que pueden permanecer en contacto con niveles de intensidad y conflicto que resultarían intolerables incluso a un sol en escorpio. (…) Allí aparece esa gran capacidad para entregarse a las profundidades y misterios de la existencia, especialmente en el mundo psíquico. (…) Se transforman en seres profundamente nutritivos con una enorme aptitud para dar, acompañando y brindando afecto, allí donde hay altos niveles de dolor y sufrimiento. Y así llegamos por último a su capacidad básica, la de transformar periódicamente su mundo y el de otros, encontrando nuevas formas de seguridad y contención, destruyendo las viejas e innecesarias, para dar lugar a una mayor vitalidad y amplitud. Brindarles a otros los mecanismos en los que se refugiaron para detener su crecimiento, acompañándolos en una transición renovadora es quizás su máximo talento” (Eugenio Carutti. Las Lunas.)
Esto es lo que quiero compartir, y ahí los espero.

Mima Díaz
Oasis; agua-fuego