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Anoche pinté de verde los techos de mi infancia. Y de azul con nubes blancas. Abrí claraboyas y ventanas, y por las paredes subían troncos. Nacieron flores, colibrís y arcoiris.

Anoche oxigené todos mis fantasmas. Con un spray de O2, allí donde había miedo, niebla densa, visiones no entendidas, seres amenazadores o palabras oscuras, allí, allí llené con ese impulso de vida que crea espacios, que limpia lo que ya no toca, que cambia y mueve, que da muerte y transmuta.

Amiga tristeza, hoy estás más brillante. Hoy tu traje me recuerda a otras emociones. Hoy hay más amigas que ayer en esta fiesta.

Hoy mi niña no está paralizada, sin comprender lo que le rodea. Hoy cogió el pincel y pintó los techos. Y también las paredes. Hoy su cielo se ha abierto, su mirada puede abrirse y sus oídos liberarse. Hoy hay más aire. Hoy respira.

Míma Díaz

Oasis agua-fuego