Seleccionar página

Que curioso. En el primer día que decido inspirarme en los símbolos de las runas para escribir y dejar así fluir lo que quiere ser mostrado, me sale la runa blanca, la runa sin símbolo.

Es un universo abierto, el mundo de las posibilidades, nada está escrito, todo está por escribirse.

Hace muy poquito, desde el 31 de diciembre que tengo mis runas. Aún desconozco todo de ellas. Pero justo hoy, que había decidido que en mi siembra de luna nueva plantaría mi intención de mostrarme a través de la escritura y que utilizaría las runas como inspiración, buscando otras cosas en internet, me salen unos símbolos que son los que dan origen al chino mandarín. Y resulta que antes de ser los símbolos de escritura de un lenguaje, habían sido símbolos oraculares inscritos en huesos, como las runas.

¿Provendrán todas las lenguas escritas (y puede que las habladas) de unos símbolos anteriores, sentidos en los humanos primigenios como símbolos de gran poder, con un contenido mucho más rico y lleno de significados que el que hoy le damos a nuestros símbolos fonéticos?

Diría: «Si».

Cada uno de nosotros, seres humanos, somos un símbolo lleno de contenido por compartir. De historias, de sabidurías… tan infinitos como la runa blanca. En mi caso, la runa azul, ya que son lapislázulis.

Sí, me abro a compartir mi mundo interior, mi runa interna, que pudiera ser tan amplia como esta runa limpia y brillante que te invita a perderte en ella, que contiene a todos los símbolos y a la vez se libera de ellos para ir más allá, quizás al principio de los tiempos, cuando mirando al cielo estrellado pedimos por primera vez saber más sobre todo lo que nos rodea. Y de ese todo, como esta primera runa, comenzaron a caer esos otros símbolos que nos tocaría descifrar, y que a la vez hablaban dándonos todas las respuestas.

Gracias runa blanca, runa azul, por mostrarte en esta noche oscura para hablar.

«El camino es amplio y abierto, el camino está despejado, el camino brilla. Con pies que lo anden, el resto ya está hecho»

Que buen augurio. Conectar con el principio de la escritura, cuando he decido escribir. Conectar con un papel en blanco, que te invita a volcar todo eso que se agolpa y quiere salir. Conectar con tantos mundos, tantas vidas, tantos cuentos e historias. Conectar con esta humanidad que contiene mi cuerpo, que ahora habla. Esta invitación en la que todo cabe.

Un poco de dirección iría bien ahora… Quizás con la próxima runa. Hoy me quedaré disfrutando de esta invitación a sentir la totalidad.

Y a esto te invito.

Mima Díaz.

Oasis; agua-fuego