Quiero cantar y cantar es mostrarse. Es estar abierta a escuchar los elogios y estar abierta a escuchar las palabras que dan donde más duele. Porque mostrarse es ser vulnerable. Al menos lo es mostrarse sin máscaras ni corazas.
Mi amiga-hermana me dijo «pero no quieres cantar para ser cantante ni nada de eso, no?». Y yo oí, «pero no quieres cantar para ser cantante ni nada de eso, no? porque para eso no tienes cualidades…». Igual quiso decir otra cosa, pero yo oí eso…
Y me dolió. Y no dije nada. Y tuve que transitar los momentos de: «es verdad, no canto bien, desafino, me quedo sin aire, canto entrecortado…» y «¿pero tú no deberías acompañarme?¿por qué me dices esto?». Y un millón de cosas así de mi mente y mis emociones necesitadas de cariño infinito y reconocimiento incesante y constante.
Hasta que paré, y simplemente me respondí a la pregunta:
Sí!, quiero cantar para que me escuchen, sí.
No se si para ser cantante pero sí se que, ¿por qué no? No se si para un nuevo camino con mi voz, un camino nuevo o un camino viejo, pero que yo andaré por primera vez.
Cantar es una de las cosas de la vida que más alegría me aporta. Cantar y oír cantar. Oír cantar y que me escuchen cantar. Aunque me duelan las palabras de algunes sobre mi cantar…
Pero hace unos días, mi otra amiga-hermana me dijo: «A mí me gusta oírte cantar, ¿por qué no escuchas mi voz por encima de las que dicen lo contrario?»
Y he decidido que sí. Voy a escuchar tu voz por encima de otras, y no al revés. Yo elijo. Escucharé todas las voces, pero yo elijo cuales son importantes para mí y cuales escucharé mas fuerte.
Gracias a todas mis amigas-hermanas y a mis hermanas-amigas por sus cantos y por escucharme con amor.
Mima Díaz
Oasis; agua-fuego
Gracias Mima. La profundidad de tus reflexiones activan mis neuronas espejo, me lleva instantáneamente a los recovecos en los que mi ser escondió mis frustraciones.
En este tema concreto, activa en mí la incapacidad para dibujar, habilidad que debió quedarse atascada allá por los tres años de edad. Es de las pocas cosas que me dan envidia, algo que no siento por no cantar bien, o por no saber montar en bicicleta.
Creo que, en algún momento de mi tierna infancia, alguien se burló de mis dibujos y se paralizó ese aprendizaje.
La envidia me sorprende, me lleva a fantasear sobre lo que pasó, qué o quién causó una herida tal que provocó esa parálisis. También que, aunque escondida e inconsciente, es importante, es una cojera vieja y habitual en la que ya ni siquiera se repara.
Gracias Mima, por llevarme a la gruta olvidada dónde se guardan el potencial no desarrollado.
Mimita! tenes una voz maravillosa! me encanta cuando cantas y mas me encantas cuando escribes 😉 repetidas frases ¨ forman un canto¨
Muy buen post. Gracias por compartirlo.